Vivimos en un mundo que no sabe hacer pausa. Desde que suena la alarma hasta que cae la noche, nuestra mente se enfrenta a una cascada constante de estímulos: pantallas, ruido, notificaciones, conversaciones, preocupaciones. A veces, ni siquiera nos damos cuenta de cuánto nos cuesta simplemente “estar”. Pero, ¿qué pasaría si por un momento el cuerpo flotara, la gravedad desapareciera y el silencio lo envolviera todo?

Esa es la promesa del Floatation-REST —siglas en inglés de Reduced Environmental Stimulation Therapy o terapia de estimulación ambiental reducida—, una experiencia que la ciencia moderna ha comenzado a validar como una de las formas más efectivas de reducir el estrés, calmar la ansiedad y mejorar la conexión cuerpo-mente.

Flotar en calma: cómo funciona esta experiencia

El principio es simple pero profundo: durante una sesión de Floatation-REST, la persona flota en una piscina o cápsula de agua tibia, saturada con sales de Epsom (sulfato de magnesio) que permiten mantenerse suspendido sin esfuerzo. El entorno está diseñado para eliminar distracciones —sin luz intensa, sin ruido, sin movimiento—, y el agua mantiene una temperatura similar a la de la piel.

Este aislamiento sensorial no es solo una forma de descanso; es una invitación a reconectarse. Estudios realizados en universidades y centros médicos han demostrado que flotar en estas condiciones reduce la actividad del sistema nervioso simpático (el encargado de las respuestas al estrés) y activa el sistema parasimpático, que nos devuelve al estado de calma y equilibrio.

En otras palabras, mientras el cuerpo flota, la mente también aprende a soltar.

Lo que dice la ciencia sobre sus beneficios

Investigadores del Laureate Institute for Brain Research, en Estados Unidos, han documentado resultados sorprendentes: una sola sesión de Floatation-REST puede disminuir los niveles de ansiedad, tensión muscular y sensación de agotamiento, al tiempo que aumenta la sensación de bienestar y claridad mental. Los efectos, según los estudios, se mantienen por varias horas, e incluso hasta dos días después.

Otro ensayo clínico con personas que sufrían ansiedad o depresión mostró que tras seis sesiones, la mayoría reportó un mejor estado de ánimo y una reducción significativa de los síntomas de estrés. Y lo más interesante: no hubo efectos secundarios negativos, lo que convierte esta técnica en una alternativa segura y natural para quienes buscan equilibrio emocional sin recurrir necesariamente a fármacos.

Los científicos explican que este tipo de experiencia funciona como un “reset” para el sistema nervioso. En la vida diaria, estamos acostumbrados a procesar estímulos de manera continua. Al suspender ese flujo, el cerebro entra en un estado de descanso profundo y reparador. Es como reiniciar un sistema saturado para que vuelva a funcionar con claridad.

Más allá de la ciencia: una sensación que transforma

Más allá de los datos y los estudios, lo que las personas describen después de una sesión de flotación es una sensación difícil de poner en palabras: liviandad, silencio interior, serenidad. Algunos la comparan con una meditación profunda o un sueño consciente. Otros simplemente dicen que, por primera vez en mucho tiempo, sintieron que todo se detuvo.

Y es que la flotación no solo actúa sobre la mente, sino también sobre el cuerpo. El magnesio presente en las sales ayuda a relajar los músculos y mejorar la circulación, mientras el agua tibia favorece la liberación de endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”. Es una experiencia donde la ciencia y el bienestar se encuentran, sin artificios.

Termas y flotación: un mismo lenguaje del cuerpo

Aunque el Floatation-REST suele realizarse en cápsulas especialmente diseñadas, los principios detrás de esta terapia están muy presentes en la experiencia termal. Cuando te sumerges en aguas cálidas, rodeado de silencio y naturaleza, tu cuerpo comienza a liberar tensiones de forma natural. La flotabilidad parcial, el calor que estimula la circulación y la tranquilidad del entorno generan un efecto similar al de la terapia flotante: el cuerpo se relaja, la mente se aquieta y el sistema nervioso se reequilibra.

Las aguas termales, ricas en minerales como el magnesio y el sílice, potencian aún más estos beneficios. No es coincidencia: son elementos que ayudan a regular procesos biológicos relacionados con la inflamación, el sueño y el estado de ánimo. Por eso, un baño termal no es solo placer, sino también una forma sutil de autocuidado.

Si lo piensas, la esencia del Floatation-REST y la de las termas comparten la misma filosofía: volver al silencio interior a través del agua. Por eso, nunca está demás regalarse un día de termas, especialmente en lugares rodeados de naturaleza como Pucón.

Un recordatorio necesario: detenerse también es avanzar

Quizás no todos podamos acceder a una cápsula de flotación, pero todos podemos buscar momentos para desconectarnos del exceso de estímulos. Un baño en aguas termales, una respiración profunda frente al bosque o un instante de quietud son también formas válidas —y poderosas— de restablecer el equilibrio.

En un mundo que nos exige estar siempre en movimiento, detenerse es, a veces, el mayor acto de bienestar. El cuerpo lo agradece, la mente lo necesita y el alma lo reconoce.

Así que la próxima vez que te sumerjas en un baño termal, piensa en esto: más allá del agua caliente y la relajación física, estás ofreciendo a tu sistema nervioso algo aún más valioso: una pausa para volver a ti.

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